Normalmente, cuando se ha perdido un diente, es conveniente reponerlo, ya que su ausencia compromete la mordida y la habilidad para masticar.
Cuando se pierde un diente o un molar, se incrementa la carga a los dientes y molares que quedan en boca, acortando su supervivencia. Un implante dental evitará esto.
Los dientes vecinos al que falta, perderán su eje, inclinándose, y aportarán aún más inestabilidad. Cuando una “mordida” no es estable, la articulación mandibular queda seriamente comprometida. Los implantes dentales estabilizan la mordida.
Adicionalmente, la pérdida dental, puede ocasionar un importante impacto estético. Los implantes dentales reponen la estética.
La duración de los implantes dentales dependerá en gran medida del mantenimiento que hagamos y de las correspondientes revisiones en la clínica dental, de la presencia o no de hábitos nocivos como el tabaquismo, así como del cuidado personal diario.
Es importante remarcar que el tratamiento de implantes dentales no acaba una vez nos han dado el alta en la clínica, sino que continúa con su cuidado y mantenimiento en casa. Durante el proceso de rehabilitación con implantes dentales, y especialmente al terminarlo. El proceso de limpieza de los implantes y de la prótesis ha de ser controlada de la misma manera que haríamos con los dientes naturales.
La prótesis sobre implantes está formada por diferentes elementos fijados entre sí por tornillos de precisión. Con el tiempo y con las “microvibraciones” que se producen con la masticación, estos tornillos que llevan los implantes dentales pueden llegar a aflojarse. Por eso es necesario revisar su prótesis dental, idealmente cada seis meses, a fin de controlar la función, detectar cualquier incidencia en un estado precoz, reapretar los tornillos si fuera necesario, vigilar el hueso e higienizar los pilares.